El justo medio nos invita a
... la moderación en nuestra vida.
Su práctica excluye los dos extremos viciosos en los que
muchas veces entendemos se expresa nuestra existencia;
el exceso y la carencia, que son nocivos.

Nacido en el año 384 antes de Cristo, Aristóteles y sus profundas reflexiones resuenan con fuerza en nuestro actual momento histórico; un ámbito globalizado en el que la velocidad de la vida ha desdibujado mucho de la natural mediación que como criaturas pensantes que somos, deberíamos mantener. Y es que esa “mediación” desplazada por la “inmediatez” del mundo tecnificado contemporáneo ha hecho que, en el exceso y el defecto, los extremos viciosos del actuar que identificó Aristóteles, estemos “pendulando” constantemente mientras ignoramos el gigantesco valor que tiene tomar perspectiva y ubicarnos en el “justo medio”.
Ese “Justo Medio” aristotélico es la capacidad racional del ser humano de tomar decisiones prudentes, ubicadas en una posición intermedia entre el exceso y el defecto. Solo alguien que actúa libre y equilibradamente, evitando irse a los extremos, es una persona virtuosa.
Lo expresa el filósofo en la ética a Nicómaco, libro dedicado a su hijo, “… Todo lo que hacemos que no proceda de nuestra libre voluntad, sólo lo hacemos por una necesidad que nos domina; y en todo lo que se hace por necesidad, advertimos un cierto dolor como su resultado…”.
Es importante que entendamos desde esta perspectiva que la virtud es práctica y que su propósito u objetivo es volvernos “buenos”, no únicamente saber las cosas (adquirir conocimiento).
Al ser un pensador fascinado por el mundo tangible y el análisis constante de sus causas y efectos, Aristóteles nos plantea la virtud como algo completamente alcanzable a partir de adquirir el hábito con la repetición de los actos bondadosos y honestos.
Por otra parte, si entendemos que las potencias específicas de la racionalidad humana tienen que ver con la virtud moral y son la prudencia y la justicia; la primera "aquella disposición que le permite al ser humano diferenciar bien respecto de lo que es bueno y conveniente para él mismo" (1140a 25), y la segunda, la virtud por excelencia, donde están incluidas todas las demás, y que muestra la injusticia como el vicio de ella (EN, 2010a, 1130a17- 18:134), pues veremos los siguientes ejemplos expresar el mensaje del filósofo:
Para Aristóteles, el valiente es un justo medio entre el temerario (que no le teme a nada) y el cobarde (que le teme a todo); el generoso es un justo medio entre el avaro (que no gasta nada) y el derrochador (que gasta todo lo que tiene); la amistad es un justo medio entre la adulación (alabar a los demás por conveniencia o por temor) y la hostilidad (tratar a los demás con desprecio y maltrato).
CONCEPTO EXCESO TERMINO MEDIO DEFECTO
Temor y confianza Temeridad Valentía Cobardía
Placeres y dolores Incontinencia Templanza Insensibilidad
Dar dinero, Recibir dinero Prodigalidad, Esplendidez Generosidad, Magnificencia Avaricia, mezquindad
Honores, Infamias Arrogancia, Ambición Magnanimidad, Humildad Pusilanimidad sin ambición
Colera Irascibilidad Dulzura Falta de brío
Verdad Arrogancia Sinceridad Disimulo
Agradar con bromas Bufonería Ingeniosidad Desabrimiento
Agradar con seriedad Adulación Afabilidad Mal humor
Emociones Timidez, Envidia Vergüenza, justa indignación Desvergüenza, Malevolencia
En síntesis, Aristóteles nos invita a entender que no es fácil ubicar en dónde está el justo medio pues la ética no es una ciencia exacta y en muchas ocasiones no es ese “justo medio” un punto medio simétrico entre los dos extremos (el valiente se acerca más al temerario que al cobarde), mas el uso de nuestra razón nos muestra a través de la experiencia cuál es ese punto medio en donde se encuentra la virtud moral. Entonces, ¿Cómo ubicar cuál es “el justo medio” en cada situación?
Esto solo se puede lograr a través de la “prudencia”, sí, aquella “…que hace verdaderos sabios…”, ella es uno de los valores fundamentales pues permite, con la práctica, reconocer ese punto medio en cada situación; prudente es quien toma decisiones utilizando la razón. La prudencia es una “sabiduría practica”. Aquí algunas ideas en torno a ella como tal:
-Las experiencias en ellas mismas no crean la prudencia, es la reflexión sobre nuestras acciones la que empieza a perfilarla.
-Alguien prudente es conciliador, tiene pensamiento integrador, es decir, puede proponer algo equilibrado entre dos posturas diametralmente opuestas; “El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca
” Immanuel Kant”.
-Quien valora y quiere ejercer la prudencia, busca tanto el bien colectivo como el propio. Alguien prudente encuentra la manera de beneficiar a los demás sin ir en contra de sí mismo.
-Quien es prudente y busca la sabiduría, está siempre dispuesto a la crítica constructiva. Buscará siempre una mejor forma de hacer las cosas.
-Quienes son prudentes indagan primero y comprenden, antes que juzgar; son más detectives que integrantes de un jurado.
Fuentes:
ARISTÓTELES, Ética nicomaquea, 5a. ed., trad. de Antonio Gó- mez Robledo, México, Porrúa, 1973, colección Sepan cuantos.
AYUSO Miguel, Seis claves a utilizar para pensar como una persona sabia, https://www.elconfidencial.com/ 2014.



